-- ¿Estuviste plenamente seguro de casarte conmigo?
Susurro, la ahora señora de Poulsen, cuando le bajaba el letargo de su último orgasmo, expresando sus gemidos en palabras, por fin inteligibles.
El señor poulsen, no respondió; solo se desenvolvía vaporosamente, por las sabanas húmedas de aquella noche de bodas.
Aquel secreto de la novia, era ahora la condena silenciosa de la esposa, ¿como confesar lo inconfesable?,¿ como desgarrar el sueño que apenas se empezaba a formar?, ¿como hacer que su egoísmo dejara de ser tan individual?
Pasaron los meses y de eso fueron testigos los centímetros que subían cada mes las aguas de las calles de Venecia, donde la pareja se refugiaba del tiempo y de los intentos vanos en noches de faenas inagotables, de carne hecha orgasmos, de centímetros y centímetros de piel embriagados con el elixir de la excitación marital, de idas y de venidas en todos los rincones húmedos de Venecia.
-- Mañana empezamos el tratamiento.
Digo el señor poulsen, liberando la musicalidad de sus labios, al mismo tiempo que liberaba una eyaculación colosal de su miembro erecto .radical se puso en pie y desapareció en la penumbra del sudoroso cuarto, dejando tras de si a su mujer prácticamente herida por su propia excitación, le lanzaba una mirada de hiena indignada al lugar preciso en el que el cuerpo desnudo y viril de su marido había desaparecido, concluyendo con suma indiferencia su pose favorita, la cucharita.
El entro a la ducha, solo se escuchaba el silbido del vapor que emanaban las aguas calientes, vapor que encontró ya los vidrios de todo el apartamento empañados y se tuvo que conformar con danzar en los pezones aun erguidos de la señora poulsen.
Ella aun humeante se aplasto en el sillón, frente a la puerta del cuarto de baño, quizá celosa de que las gotas de agua naufragaran por todo el cuerpo de su marido, evaporándose del placer que les causaba tenerlo en su humedad. Entraría a bañar ella misma a su hombre, con toda su lengua, paseándola y parando de estación en estación, de poro en poro ,nadie había sobrevivido para masturbarse y contar que la habían dejado colgada de un orgasmo a medio alcanzar .Pero no dejaba de pasar por su mente la sentencia de su marido, mañana empezarían el tratamiento, seria el fin del derroche de su vicio.
El señor poulsen, salió desnudo y empapado del baño, ¿para que usar toallas? ,la pareja prácticamente se paseaban desnudos todo el tiempo bajo su techo. El se acerco al sillón ,donde la preocupada mujer de bustos colorados instintivamente se abrió de par en par ,haciendo evidente su profundidad ,pero el ya se había bañado ,estaba cansado y de mal humor ,pero sus dedos no .introducía sus dedos dentro de la inmensidad femenina de su mujer ,la miraba fijamente a los ojos y sus mechones risos y mojados le azotaban la frente a la señora poulsen .Aquella lentitud similar a las caricias mas prohibidas pero angelicales se aceleraron y se intensificaron ,su marido le devolvía el placer que le había quedado debiendo ,ella se ponía los dedos en sus rojos labios ,pero tardo un poco en notar que en aquella intensidad , el señor poulsen quería causarle de todo ,menos placer ,le causaba dolor .Ya no introducía un dedo, sino toda la muñeca a un ritmo de odio delatado en su mirada aun fija ,parecía fuera de si ,ella gritaba y jadeaba pero el placer le impedía vocalizar bien ,no calculaba cuantas veces se había venido ,el sillón estaba totalmente empapado de sus fluidos mas internos y en su locura inmóvil el señor poulsen escupía todo su semen ,se puso en pie ,dejo de masturbarla y la lavo con toda de su esperma ,despilfarrándola sobre ella ,totalmente fuera de control .
--No entiendo por que putas no se embarazas, todo el tiempo me la pasó follandote, y ¿por que putas no se preña?. Bramaba compungido por la excitación y la cólera al regañar a la mujer revestida de semen por todo el cuerpo, de inútil semen.
Se retiro, pero su enfado seguía presente, ella totalmente consternada y despavorida por el arranque de ira de su esposo quedo inmóvil, aun tenia las piernas de par en par sobre el sillón .sus ojos se unieron a la humedad de todo su cuerpo y unas lagrimas que no son de llorar, que no son de miedo, que no son de angustia, que simplemente son lagrimas brotaron por su rostro de llanto, miedoso y angustiado.
El sol apareció, refractado por las calles acuosas de aquella Venecia. La pareja en silencio se observo, esta vez las cobijas les tapaban su desnudes nunca vetada, mirándose fijamente y a pesar de su enfado no resistieron, el no recibir el nuevo día como de costumbre, con un polvo. Aquel éxtasis de ese polvo mañanero fue excepcionalmente delicioso, miradas penetrantes de odio, rabia y rencor, el vaivén de los cuerpos y los sonidos del placer gritando placenteros.
Para sorpresa de la señora Poulsen, su marido había comprado dos pasajes para que ese mismo día viajaran a estados unidos, donde los vería el medico con mas títulos sobre estudios de fertilidad, que había en dicho país ,repleto de especialistas en fertilidad.
Salieron de su casa, arribaron al aeropuerto, esperaron ,abordaron y aterrizaron. Tan rápido ,como el rapidin que se echaron en el baño del avión .para un poco mas del medio día ,la pareja esperaba en la sofisticada sala de espera del lujoso consultorio .La instancia estaba decorada de arte que tenia como tema la reproducción ,cuadros con figuras artísticas de trompas de Falopio ,ovarios ,espermatozoides ,finamente trazados con delicados pinceles en los estériles y deshumanizados lienzos .En las mesitas pequeñas y medianas, se alzaban esculturas de parejas desnudas abrazándose y mujeres embarazadas, abarrotaban toda la instancia .Justo en frente del sofá ,en el que ellos esperaban ,estaba apoltronado un enorme cuadro que mostraba a una feliz familia de rubios sonriendo tan felizmente que para la desdichada pareja era casi un descaro ,que aquella pareja se pavoneara con sus dos pequeños y perfectos hijos, en su perfecto mundo de instantáneas de segundo ,en su perfecto marco tan alejado de la realidad de la estéril pareja.
El doctor Salió de su consultorio .Gafas ,bigote patético y reluciente calva, envueltas en bata blanca, era la representación física de su salvador .El doctor le tendió una mano al señor poulsen y beso la de la señora .
--Bueno futuros padres, empezaremos el tratamiento, pero primero tengo que tomarles exámenes, pasar saber si alguno de los dos es estéril y empezar el tratamiento lo mas antes posible , además de hacerles unas cortas preguntas. Les explicaba el doctor, mientras firmaba unos papeles que su secretaria le había echado hasta por la nariz.
--Le parece si empezamos con usted, señora Poulsen. Le digo, fingiendo que se arreglaba las gafas, para que el señor no notara que sus pupilas acariciaban el fino escote de la señora.
--Me parece bien doctor. Le agradezco.
--Por aquí .Indico el doctor a la señora, señalando la entrada de su despacho.
La señora poulsen, un poco nerviosa lamio con sus labios la boca de su marido y agarro su sexo refugiado en su bragueta .La secretaria y el doctor, no sabían como no fingir asombro.
Una vez doctor y paciente entraron a el descacho. La señora Poulsen decidió actuar.
--Doctor, no le hare perder su tiempo con exámenes, ni con tratamientos .Yo soy la estil mi marido no.
--Bueno podríamos hacer todo tipo de tratami….. .Lo interrumpió la señora Poulsen .
--No me entiende doctor, mi marido no se puede enterar, el me dejaría, se consiguiera a alguien que no estuviera seca como yo.
--Señora, la entiendo pero también hágalo por usted ¿no quiere ser madre?
--No doctor, jamás lo quisiera ser. La mujer parecía apunto de llorar.
--Permítame le explico .Soy Ninfómana y la única forma de gozar de mi vicio, siempre que yo quiera, es estar casada, necesito del sexo, siempre a todas horas, eso me mantiene, sin el no estoy estable, no estoy bien .Decía con tono frenético mientras jugaba estéricamente con la replica de ovarios que estaban en el escritorio del doctor, hasta que las dejo caer y se hicieron añicos en el suelo, la mujer trastornada se llevo las manos a la cara, cubriéndoselas.
--No puedo, no puedo .no puedo vivir sin sexo, si me deja mi marido, no puedo.
--Cálmese .Dijo el doctor que también estaba nervioso y no perdía a la mujer de su campo visual, por temor a que esta reaccionara violentamente contra el.
La señora Poulsen suave y lentamente, aparto las manos, de sus ya no avergonzados ojos.
--Doctor ¿ se puede acercar, por favor? ,no me siento bien .El doctor se desempoltrono de su trono de medico y fue hasta el asiento de la mujer. La señora Poulsen lo agarro de la calva y lo obligo a arrodillarse ,se abrió de piernas liberando su vaporosidad ,la señora Poulsen nunca llevaba bragas ,quizá para ahorrar tiempo a su frenética necesidad .Con mas fuerza en las manos dirigió la calva del doctor hacia dentro de la profundidad de su falda. Sintió la débil y temerosa lengüeteada del doctor y cerro sus piernas, hasta que las rodillas apretaron con fuerza los cachetes del recién expulsado del paraíso.
--Doctor ¿quiere follarme?
El ,aun receloso por que interrumpieron a su lengua, respondió con un si enérgico.
--Doctor júreme que no le dirá a mi marido que no puedo tener hijos .Y se abrió de par en par, una vez mas la caricia caliente del ardor profundo de la mujer acaricio la barbilla del hombre arrodillado. El se lanzo con su lengua en punta, como una flecha directa a su presa, pero la mujer le freno la calva.
--Su marido no se enterara, yo veré que me le invento este tranquila .El edén estuvo por fin a disposición del doctor.
No se sabe como el escritorio abrió campo para los amantes que se devoraron en el ,no se sabe como las paredes contuvieron los gritos de placer y riesgo, para que la secretaria y el señor Poulsen no los escucharan.
El doctor como un fiel Odan, saco se pene de su mas glorioso coito y rego todo su semen en los papeles e historias medicas de otros pacientes, jamás en la vida se había echado un polvo tan bueno y con ropa. Esperó a que su verga,nada educada, se tranquilizara y llamo a la secretaria para que le diera paso al señor Poulsen.
--Señor Poulsen, por favor siga. Anuncio la secretaria en el pasillo.
El señor, con toda elegancia, entro al consultorio, se sentó, miro fijamente al doctor y dijo.
--Me huele al culo de mi mujer. El doctor palideció enseguida, esa zorra gritaba demasiado.
--Disculpe doctor, no se por que le cuento estas cosas, me la tiro en todo lado , hasta yo huelo al culo de ella. Y cuénteme ¿Cómo le fue con mi mujer?
Señores Poulsen, eso fue todo por hoy, lo mas pronto posible les hare llegar los resultados y empezaremos el tratamiento. Dijo después examinar al Señor Poulsen. Se despido de la pareja con un apretón de manos y cuando nadie vio, entornillo un dedo en el culo de la flamante señora Poulsen.
--Doctor, tiene a mano las historias médicas. Dijo la secretaria con el teléfono colgado a media oreja.
--Si Berta, en el despacho.
--Permítame un momento .Anuncio, Berta a quien estaba al otro lado del teléfono y se dirigió al despacho, donde se encontró como las historias médicas, relataban otro tipo de historia.
No paso más de un día, cuando el doctor se comunico con el Señor Poulsen. Este, estaba en una oficina, en donde atendía unos negocios que la familia tenia en ese país. Con el pantalón a medio culo y su mujer arrodillada bajo el escritorio lamiéndole las bolas fielmente, hablaba con el doctor. La señora poulsen no dejaba de parar oreja.
--Señor poulsen, temo que las noticias que le tengo no son buenas.
--Dígame doctor ¿todo esta bien? .La voz se le quebraba ,por que en ese momento se corría en la cálida garganta de la mujer, que se abastecía de toda su esperma .
--Señor Poulsen, los resultados arrojaron que usted no puede tener hijos, usted es estéril.
El jamás padre, colgó, sin pestañear siquiera, el teléfono .Cogió a su mujer la levanto ,la sentó en el escritorio, la abrió de piernas y se la empezó a follar violentamente. La mujer prácticamente convulsionaba de placer y dolor, extasiada de su vicio .De pie y encima de ella, su vigoroso marido, no paraba de escupirle lagrimas, lloraba. Se saco la verga y roció de semen las tetas de su mujer, estaba furibundo.
--Para que hijueputas tirar, si en esta puta vida jamás seré papá, por que soy un malparido estéril de la mierda .Y salió con el falo fuera de la bragueta. En el pasillo todos lo miraban, había enloquecido.
--¡SI MIREN MI VERGA ,35 CENTIMETROS Y ESTA SECA ,ESTERIL ,ESTA PUTA VERGA¡
--Amor. Salió sollozando la señora poulsen, con la blusa empapada de un semen en realidad fértil, mucho más que ella. Tratando de alcanzar a su marido que desapareció, entre los consternados rostros del edifico.
Seis días pasaron y el señor Poulsen no aparecía, ya todas las autoridades estaban informadas, los hospitales y las morgues; estaban al tanto de la desaparición, la televisión de ese tiempo empezó a rotar la fotografía del señor con una jugosa suma como recompensa. La señora poulsen, estaba desesperada, angustiada y no paraba de lagrimear.Ya se había tirado al celador, al chofer, dos inquilinos del hotel seleccionados al azar. El estrés y la tristeza aumentaban sus ganas de follar, pero seguía alarmada buscando a su marido, en verdad lo necesitaba. Mientras pensaba de quien más de dejaría coger, sonó el teléfono.
--Señora Poulsen, encontramos a su marido, en una de sus propiedades en Venecia. Un disparo en la cien y en los testículos, al parecer fui un suicido .Se mato, no si antes desintegrarse el pene con un acido .Necesitamos que tome el primer vuelo, para reconocer el cuerpo. Señora pulsen, esta usted ahí, señora, señora. La ninfómana mujer yacía desmallada en el cuarto aterciopelado de hotel.
--EL SOLO QUERIA SER PADRE. Grito la señora Poulsen, en una habitación de hospital, estaba fuera de si y solo gritaba. —EL SOLO QUERIA SER PADRE, EL NO ERA ESTERIL, PUTA MIERDA. Alarmados entraron al cuarto, el chofer y la doctora.
--Señora Poulsen, tranquilizase. Dijo la doctora. —Se que es muy triste, que haya muerto sin saber que seria por fin padre, solo tranquilizase por el bebe.
--Doctora de que habla. EXPLIQUESE.
--Si señora Poulsen, va ser madre .Le hicimos unos exámenes de rutina al ingresar y usted tiene no más de una semana de embarazo.
La señora Poulsen, no lloraba ,se quedo con la mirada fija y desorbitada ,los labios le temblaban y con todas sus fuerzas estrangulaba las sabanas de hospital y le pegaba a las paredes ,pataleaba queriéndose liberar de la camilla de hospital o tal vez, de algo que empezaba a crecer en su interior. Necesitaba echarse un polvo, echo a la enfermera de la habitación y con lágrimas en los ojos le suplico al chofer que se la follara, que la hiciera venirse y venirse, para olvidar su marchito dolor.
--DEJE DE BERREAR, PERRA HIJUEPUTA. Le grito el chofer cuando ya se había mamado de tirársela y que la señora Poulsen no parara de moquear.
--PEGAME HIJUPUTA ,HE SIDO UNA PERRA MALA .Le gritaba la señora pulsen a su encabritado jinete que la montaba .Este atendió sus suplicas y después de una buena sarta de cachetadas y fuertes palmadas ,en las que ella se venia a choro, y de venirse en su boca y cara ,paro agotado y bañado en sudor.
La señora Poulsen seguía llorando ,estaba trastornada ,todo era su culpa ,ella había engañado a su marido ,realmente la estéril era ella ,al final ninguno era estéril ,el solo quería ser padre ,ella solo quería follar y follar .Era noble despedir a su marido, exiliándose en su delirante vicio follar y follar ,chupando y metiéndose otros falos ,pensando en su difunto marido ,el se merecía dicho adiós .Enterrarlo mientras se enterraba otros penes ,reviviendo lo que tanto había disfrutado en vida con el .Inmersa en estos pensamientos unas lagrimas corrieron por su recién follado rostro, escurrían de sus ojos, lagrimas que se unían en coito con el semen de su cara y bajaban hasta perderse por el cuello.
Esa misma tarde, chofer y patrona tomaron un vuelo hasta Venecia, sus aguas jamás estuvieron tan secas. Reconocieron el cadáver era el, o lo que quedaba, de su cuerpo tan fértil.
Una viuda envuelta con gafas oscuras, en diseños negros de ultima colección y por supuesto y como era costumbre, sin bragas ,(y de eso es testigo el primo del difunto) despido el cadáver de su marido en el cementerio .Quiso irse sola, conducir sola, sin nadie que el diera sus sentido pesame, sin nadie que la detuviera, condujo y condujo pero no a casa.
Estaciono en algo muy parecido a un hospital, pero era un hogar de beneficencia.
--Disculpe señorita, soy psicóloga y sexóloga. Dijo mientras saludaba a la enfermera recepcionista.--¿En que le puedo ayudar? .Repuso esta.
--No me ha entendido, presto servicio social con pacientes terminales de SIDA ,aconsejándolos y dándoles tratamiento psicológico .Mintió la triste y angustiada viuda. --Me gustaría tratar, prestarla ayuda a alguno de sus pacientes.
--Señora, que gesto tan amable ,la verdad es que a la gente se les olvida que también ellos son personas ,si tengo una paciente..—No .Interrumpió La señora Poulsen. —Solo trabajo con hombres.
--Ha bueno .Repuso sorprendida la enfermera. —En ese caso, conozco a un paciente, es de esos con lo que uno se encariña mucho ,el no toma el tratamiento aquí ,lo tratamos en su casa, que esta, a un par de calles, de aquí.
--Tiene la dirección .Volvió a interrumpir la trastornada viuda.la enfermera tomo un lápiz y se la anoto en un papelito .La señora Poulsen se lo arrebato y salió con paso decidido.
--Señora no le dije como se llamaba .gritaba la enfermera, pero la señora pulsen no la escuchaba.
Caminaba con paso torpe, embriagada de dolor, por las callecitas engalletizadas y adoquinadas de la sombría Venecia. Caminaba por las delgadas calles y su abrigo casi rozaba el agua que avanzaba con ella .El agua verdosa y de un pálido azul amarillento, por la puesta del sol, reflejaba a la viuda de negro, que triste avanzaba, como quien desnuda a la muerte y se desnuda ante ella, para dejarse penetrar .Las aguas refractaban su tristeza, su lasciva, su fin. Su elegancia negra y sensual se detuvo en pleno suburbio frente el mediocre edifico de piezas de alquiler. Las escaleras de aquel lugar jamás se habían visto pisadas por un calzado tan fino como sus negras botas de puta fina, con las que avanzaba sin parpadear a la habitación 28.
Llamo a la puerta. Un hombre calvo, costroso, anciano a pesar de no lo, enfermizo y débil, abrió la puerta .El hombre pensó que había estado engañado toda al vida, la muerte era mas sensual de lo que jamás se había imaginado, el hombre pensaba que estaba muerto cuando vio su rostro moribundo reflejado por los ojos eróticos y con el maquillaje corrido de aquella triste pero cachonda mujer.
--Que quiere. Pregunto.
--¿Como se llama? .pregunto más hábilmente la mujer.
--Yo soy Sandro, SIDA y santo. Respondió el viejo
--Yo soy Poulsen y se, que la vida no ha sido justa con usted ,estoy aquí para que la muerte si lo sea. La viuda no dejo contestar a su presa.—¿Por que no disfrutar ,como un dios de la muerte? .Le pregunto la mujer mientras se agachaba y sacaba el sexo del hombre ,acariciando su pene lleno de ronchas.
Los labios del hombre no respondieron, pero si, todo su cuerpo.
--Hace mucho nadie me tocaba así .Gemía el hombre de placer.
Entraron al chiquero de habitación ,ella lanzo su abrigo a la nada ,a la misma nada, donde ella se precipitaba ,quedo desnuda con un ligero negro enzima del consternado Sandro, que dejo el infierno terrenal y se consumía en el paraíso ,consumiendo consigo, a los ángeles.
Todo lo que ella había deseado en la vida, era correrse en la piel de miles de hombres, beber y beber, despilfarrar todo el semen que les pudiera sacar ,sentir su masculinidad, en lo más profundo de ella viniéndose. Su vicio que le daba vida .Había vivido, volviendo su viso, el sexo en vida .Que mejor forma de morir volviendo su vicio mortal y morir en el éxtasis de sentir vida .morir penetrada por su vicio, esa era su muerte ideal, por eso había llegado a esa habitación .para beber su vicio, pero estas ves, con un toque de veneno mortal.
--¿Tienes condón? Pregunto Sandro.
--Sida y santo, eso es lo ultimo que necesito.
y abalanzo el débil y costroso pene de su muerte desnuda y lo penetro en su vagina .Los tres se abrazaron en una eterno coito ,esperando lentamente el orgasmo de la muerte.
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